viernes, 6 de abril de 2012

Semana Santa en Mompox



Mompox, patrimonio histórico y arquitectónico de la Humanidad, situado a orillas del río Magdalena, en el Departamento de Bolívar, inició las celebraciones de la conmemoración de la Semana Santa en 1564.

Las celebraciones religiosas en Mompox se remiten a la época, cuando las personas adineradas donaban las joyas, altares e imágenes, viendo en esto una forma adecuada para expiar sus pecados y lograr la salvación eterna. Es por esta razón, que el ajuar religioso en Mompox demuestra una gran vocación religiosa de la ciudad.
Cada Semana Santa, los pobladores de Mompox desempolvan las joyas para adornar las figuras de los santos que desfilarán en las procesiones por las calles, recordando la muerte de Cristo.

Serenata a los difuntos

Lo más llamativo de la Semana Santa en Mompox es la increíble fusión de las costumbres religiosas católicas con los elementos mágicos y paganos de la región.
El Miércoles Santo los habitantes de Mompox se visten en sus mejores prendas para asistir, en las horas de la tarde, al cementerio municipal y dar cumplimiento a la famosa Serenata a los difuntos que es una experiencia inolvidable.
A eso de las 6 de la tarde, la gente se reúne en el cementerio, iluminado para esta ocasión, se sienta en las sillas alrededor de la tumbas de sus familiares y, de esta forma, los acompaña hasta la madrugada del día siguiente al compás de la música fúnebre tocada en honor a los muertos.
Ya entrada la noche, inicia la procesión que dura alrededor de diez horas, durante la cual los nazarenos mecen sobre sus hombros de lado a lado y hacia atrás y hacia adelante las imágenes sagradas.

Procesiones momposinas

Para celebrar la serenata a los difuntos se prenden las velas y se decoran las tumbas con flores.
La principal característica que hace de la Semana Santa en Mompox única en Colombia, es que en ella participan activamente las siete iglesias coloniales que existen en la ciudad y que las procesiones del Viernes de Dolores (llamada del Desprendimiento o Paso Robado) y la del Jueves y Viernes Santo son marchadas —dos pasos adelante y uno atrás— lo que les da la imponente y solemne belleza rítmica que las caracteriza nacional e internacionalmente.
La procesión del Desprendimiento empieza a la medianoche del Viernes Santo, cuando la multitud de feligreses llega a la iglesia de San Francisco a golpear fuertemente las tres puertas de la edificación hasta que sean abiertas.
La gente penetra al templo y se roba el paso. Luego, los ladrones lo llevan a un lugar previamente determinado. Allí, permanece hasta las 2:00 de la madrugada, cuando es recogido por los nazarenos que lo empiezan a cargar en una marcha redoblada, al compás de la música compuesta especialmente para la ocasión, con destino a la iglesia de Santo Domingo, en donde, ya muy entrado el amanecer, se oficia la misa.

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