El caníbal más famoso del cine es Hannibal Lecter, un atractivo asesino que se dio a conocer en El silencio de los Inocentes (1991). La interpretación de Anthony Hopkins y la dirección de Jonathan Demme consiguieron que Hannibal el caníbal se añadiera por derecho propio a la galería de monstruos del séptimo arte. La continuación de la historia fue puesta en manos de Ridley Scott (Hannibal, 2001), y la saga siguió estirándose con El dragón rojo(2002, precuela de la de 1991) y Hannibal: el origen del mal (2007).
Hannibal Lecter es un refinado y culto psiquiatra, cuya propia psicopatía le lleva a cometer asesinatos para comerse a sus víctimas. Posee inteligencia, reflejos y fuerza física superiores a la media. Su atractivo reside en la clásica identificación de los héroes del terror con el lado oscuro de cada uno, y en la fascinación erótica por el poder, encarnado en este caso por alguien capaz de adentrarse en las supuestas causas de los complejos adquiridos. El precedente más cercano entre la panoplia de personajes monstruosos podría ser el Conde Drácula, con quien comparte varias características.
En los ochenta surgió uno de los psicokillers más particulares, cuya imagen acompañó al actor Anthony Hopkins: Hannibal Lecter. Su personalidad, fascinante y repulsiva a la vez, dio lugar a una larga saga cinematográfica en torno al personaje. Doctor en Psicología, amante de las artes clásicas y aficionado a la buena comida, aunque también incluía el canibalismo en su menú, Hannibal Lecter se convirtió en el arquetipo de lo debía ser un psicópata extremadamente inteligente.
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