viernes, 28 de octubre de 2011

TRADICIÓN MEXICANA DEL DÍA DE MUERTOS


Oficialmente, según el calendario católico, el día 1º de noviembre está dedicado a Todos los Santos y el día 2 a los Fieles Difuntos. En la tradición popular mexicana, el día 1º se dedica a los niños fallecidos, culto menor, y el día 2 a los adultos muertos, culto mayor. Según la cultura prehispánica, el alma de los muertos regresaba un día al año para visitar a sus familiares vivos. Al parecer, la fecha de este regreso fue acondicionada durante la conquista española, para hacerla coincidir con la celebración católica de Todos los Santos.
En esta fecha, la gente acostumbra ir a los cementerios para visitar a "sus" muertos y dejarles un recuerdo, se aprovecha la ocasión para pasar el día con los desaparecidos y toda la familia acude a rezar ante las tumbas adornadas con flores donde predomina el cempazúchitl, o flor de muerte, típica de la temporada. Estas manifestaciones populares han llegado incluso a transformarse en atracción turística.
El homenaje a los muertos también se hace en casa, adornando una mesa en forma especial, también con flores, copal y comida que se ofrece como homenaje al muerto; en ellas se colocan objetos del gusto del difunto: su comida, música, cigarrillos y bebidas favoritas, incluso retratos de sus artistas o ídolos deportivos, todo esto presidido por la fotografía del desaparecido. Las veladoras y las fogatas, que en algunos lugares se acostumbran, se encienden con el objeto de guiar a las almas por el camino seguro. A lo largo de la República Mexicana se dan una serie de variantes que han conservado un fuerte arraigo popular.
A los niños se les compran juguetes como calaveras de papel "maché" o esqueletos de cartón articulados que bailan al jalar un hilo; máscaras de diablos, brujos y muñecas, calaveras y frutas de azúcar. En el comercio se encuentran diversos productos como el pan de muerto, luces, frutas, objetos de cerámica, flores, candeleros, velas de todas clases, etc. La tradición sobrevivió a la conquista y se ha mantenido casi intacta hasta nuestros días, aun cuando la Iglesia Católica la ignoró durante mucho tiempo por considerarla pagana.
Estas tradiciones, producto de dos tradiciones culturales, consisten en una serie de prácticas y rituales entre las que destacan la recepción y despedida de las ánimas, la colocación de las ofrendas o altares de muertos, el arreglo de las tumbas, la velación en los cementerios y la celebración de oficios religiosos.
Hoy en día, el culto a los muertos en nuestro país define a las diversas etnias, comunidades, urbes y estratos sociales. El "Día de Muertos", más que una fecha conmemorativa, es una ocasión en que el mexicano expresa su visión del destino final como algo que sucederá, pero sin temor y desdiciendo su trascendencia. Para los antiguos mexicanos la vida se prolongaba hasta la muerte: no era el fin natural de la vida, sino fase de un círculo infinito.

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